Barcino

31.07.2015 18:48

Entre Emporion y Tarraco, cabezas de puente de la Antigua Roma en la península ibérica tras la Segunda Guerra Púnica, la República consolidó sus dominios estableciendo asentamientos intermedios o campamentos, generalmente donde ya existían poblamientos autóctonos. Así surgieron Baetulo y Barcino,  Badalona y Barcelona.

Pomponio Mela ya hacía referencia a la existencia de pequeñas poblaciones que crecían en la zona de influencia de Tarraco. Fue en tiempos de Augusto, entre el 27 y el 14 AC, cuando se dio nombre a la Colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino que Plinio el Viejo abrevió en Colonia Faventia y que Ptolomeo incluye en su Mapamundi con el nombre de Barcino. Sin embargo Barcino no debió ser una ciudad destacable en el ámbito del Imperio, su decumanus medía unos 825 metros, el cardo 550, las primeras murallas rodearon una zona de unas diez hectáreas y ni siquiera disponía de anfiteatro ni de circo con que entretener a sus habitantes.

Los historiadores romanos también mencionaban el oppidum de Baetulo, fundado casi un siglo antes. Amurallado y de unas dimensiones similares a las que tendría el de Barcino, Baetulo se dedicaba primordialmente a comerciar con el vino que se producía en las villas del territorio. En la plaza Assemblea de Catalunya, el Museo Municipal muestra en su subsuelo los restos de las termas y otros edificios, algunas tabernae y parte de las insulae que estuvieron cercanas a las principales vías. Aquí también se exhibe la Venus de Badalona, una pequeña figura femenina de mármol finamente tallada. Fue hallada sin cabeza ni extremidades en el transcurso de unas excavaciones que se realizaron en 1934 en un antiguo alcantarillado romano. En la calle de las Eras son visibles parte de los restos del que debió ser el teatro.

De nuevo en Barcino, observando un mapa actual de la ciudad de Barcelona, cuesta poco imaginar el perímetro que defendieron las murallas romanas. El paso del tiempo ha mantenido prácticamente inalterado el trazado de las calles allí donde estuvieron las defensas, de las que aún pueden verse algunos fragmentos importantes con las modificaciones que sufrió en su historia. La muralla original, del siglo I sería reforzada dos centurias más tarde a causa de las primeras incursiones bárbaras. Así el muro se reconstruyó llegando a tener hasta nueve metros de altura y casi ochenta torres de defensa, de las que algunas alcanzaban los dieciocho metros de altura, para un recorrido de apenas un quilómetro y medio, lo que supone que la separación entre cada dos torres oscilaba entre los nueve y los catorce metros. Tanta torre le valdría el sobrenombre de Ciudad Coronada por el aspecto que ofrecía desde el exterior.

La muralla romana perdió su sentido en el siglo XIII cuando un nuevo perímetro defensivo fue levantado cubriendo los nuevos barrios que habían crecido extramuros. Entonces se permitió edificar nuevas viviendas adosadas a los antiguos muros. La apertura de la Vía Laietana a principios del siglo XX supuso despejar las construcciones que se habían añadido a la antigua muralla romana dejando a esta a la vista allí donde aun existía. Los tramos más relevantes se encuentran descendiendo desde la avenida de la Catedral por la calle de la Tapineria, allí donde se fabricaban los tapins, un calzado medieval. Aquí estuvo la esquina septentrional de la ciudad. Continuando hasta la plaza de Ramón Berenguer el Grande, la muralla sostiene además las construcciones medievales de la Capilla Real de Santa Ágata y el Palacio Real Mayor, ambos del siglo XIV. La muralla continúa con algunas torres cerca del cruce de la Baixada del Caçador con la calle Sots-tinent Navarro, donde también hay construcciones añadidas en el siglo XIV, en este caso el Palacio Requesens. Esta calle ya se llamó anteriormente calle de las Murallas Romanas y aun antes calle de Basea, por las peleas que se hacían con bassetges u hondas.

Una torre de defensa circular se alza en la plaza dels Traginers donde, un poco más allá, en la calle del Correu Vell, hay más fragmentos de muralla, algunos semiocultos, como los que se observan en el Centro Cívico del Pati Llimona. Otro tramo puede verse en el patio de una escuela en la calle de la Palla, muy cerca de donde estuvo una de las cuatro puertas de la ciudad.

 

Las otras puertas estuvieron en las actuales plaza del Ángel y en la antigua judería, en la Edad Media se conocieron respectivamente como Castell Vell y Castell Nou. La cuarta era el portal marítimo o Castell del Regomir y de ella se ha hallado parte de la estructura durante las excavaciones que se realizaron durante la remodelación del Centro Cívico del Pati Llimona.

© J.L.Nicolas

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