Bienvenidos al Norte

13.10.2017 10:45

Bienvenue chez les Ch’tis es el título original de la comedia francesa de Dany Boon estrenada en 2008. El largometraje es una ácida parodia de la vida en las regiones septentrionales de Francia, Nord-Pas de Calais. Bajo ellas, en el Somme está la florida región de Picardía y los amargos recuerdos de la guerra en las trincheras. 

En el Flandes francés se distinguen en la distancia, ya antes de llegar a destino, los beffroi, los recargados y robustos campanarios característicos de la zona que hacían funciones de torre de vigía, campanario y donde se depositaban los tesoros y los archivos municipales. El de Bergues, la segunda ciudad tras Dunquerke, de este Flandes francés, es particularmente atractivo, data del siglo XIV aunque, como otros, fue destruido por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1961. Aun celebra conciertos de carillón, como el que sonaba en el largometraje de Boon. A propósito de este se organizan en la ciudad visitas a los escenarios del rodaje de Bienvenidos al Norte, los Ch’tis Tours, empezando por el mismo campanario, las oficinas de correos, los muelles del canal de agua que recorre la ciudad y el ayuntamiento. El casco antiguo de la ciudad tiene una curiosa forma circular que posiblemente responda a una fortificación primitiva, ya que las murallas de las que aun conserva importantes tramos se extienden por un perímetro exterior que fue diseñado por Sébastien Le Preste, marques de Vauban, el célebre arquitecto militar francés. También es llamativa en Bergues la torre de la abadía de Saint Winoc, una afilada aguja de tejas de pizarra.

En la costa, este Flandes galo se une al belga en sus interminables playas expuestas al viento que no dudan en aprovechar los chars à voile, los carros de vela, que alcanzan velocidades cercanas a los 135 quilómetros por hora. Justo en la linde belga están las poblaciones de Bray-Dunes y Zuydcoote que aparecen en la novela grafica de Hugo Pratt, Las Célticas, en el capitulo  titulado en castellano En el tinglado de la antigua farsa, originalmente Burlesque entre Zuydcoote et Bray-Dunes.

Rue, ciudad fortificada que una vez tuvo puerto de mar, debe su nombre a Ry, en Jutlandia, de donde procedían los vikingos que asolaron la zona y que acabaron estableciendo en el siglo IX un asentamiento. Se cuenta que en el año 1101 llegó a su puerto uno de los tres crucifijos milagrosos que se hallaron en el monte Gólgota, junto a Jerusalén. Dos fueron llevados a Italia y a Normandía. Un tercero quedó aquí, en la iglesia de Saint Wulfy. El creciente número de pelegrinos que acudía a ver el crucifijo obligó a ampliar el templo con la capilla del Saint Esprit. En la rue des Soufflets, ante el atrio de la iglesia se halla una casa medieval de entramado de madera, probablemente la más antigua, no solamente de Rue sino de todo el departamento.

El Somme encuentra el mar formando unas amplias marismas que se extienden durante quilómetros. En algunos lugares las aguas, adormecidas, devuelven indolentemente el reflejo del paisaje que se dibuja sobre ellas. No parecen las telas que pintaron los impresionistas sino más bien tienen el extraordinario y cuidado detalle que caracteriza al hiperrealismo. Al norte de la boca está Le Crotoy, una pequeña población en la que merece la pena detenerse a degustar sus mariscos. Enfrente, en la otra orilla, Saint Valery sur Somme hizo fortuna con el comercio de la sal, se decía que sus almacenes eran los mayores y más sólidos de toda Francia. En Saint Valery y otros puertos cercanos, se reunió en el año 1066 la flota de Guillermo el Conquistador antes de dirigirse a Hastings, al otro lado del Canal. En la Ville Haute se conserva parte de sus fortificaciones, la puerta de Nevers y la de Guillaume con sus dos majestuosas torres cilíndricas. En este recinto estuvo prisionera Juana de Arco en 1430, de camino a su calvario en Ruán.

En la Costa de Ópalo están las estaciones balnearias que se pusieron de moda entre los burgueses parisinos ya en el siglo XIX. Ault se asoma al mar sobre sus escarpados acantilados de tiza blanca que resaltan sobre el color del mar en la tempestad. En Mers les Bains los abruptos abismos de Ault se transforman en playas con sus correspondientes casetas de baño. Esta es la última población de Picardía antes de que Le Tréport, pasado La Bresle, anuncie tierras normandas.

© J.L.Nicolas

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