De Machado a Brassens

02.11.2015 10:36

La frontera pirenaica presenció el paso de decenas de miles de personas que huían de la barbarie totalitaria. Masivamente hacia el norte tras la ocupación de Barcelona. Ocasionalmente hacia el sur cuando esa misma barbarie se extendió por casi toda Europa, aunque en este último caso fuese huir del fuego para caer en las brasas.

Antes de que las tropas del General gallego desfilaran por la Diagonal de Barcelona miles de refugiados se desplazaron en busca de la frontera que pusiera fin a su persecución. La encontraron cerca de las aguas del Mediterráneo, más allá del recoveco del Cabo de Creus, que parece crear la ilusión de un refugio seguro tras las interminables curvas de la carretera que lleva hacia Francia. A centenares, a miles, cargando sus escasas pertenencias a hombros y arrastrando de la mano a su progenie traspasaron ese límite imaginario que parecía separar dos mundos. Sin embargo, ese ocasional refugio conducía a una Francia pretendidamente libre pero sometida a los designios de los criminales uniformados de Berlín. Los republicanos que consiguieron cruzar su particular meta fueron hacinados en los campamentos de las costas del Rosellón, particularmente en el de la playa de Argelès sur Mer, donde hoy se les recuerda con un monolito en el que se puede leer A la mémoire des 100.000 Républicans Espagnols, internés dans le camp d'Argelès, lors de la RETIRADA de Février 1939. Leur malheur: avoir lutté pour défendre la Démocratie et la République contre le fascisme en Espagne de 1936 à 1939. Homme libre, souviens toi. (A la memoria de los 100.000 republicanos españoles, internados en el campo de Argelès, tras la RETIRADA de febrero de 1939. Su desgracia: haber luchado para defender la Democracia y la República contra el fascismo en España de 1936 a 1939. Hombre libre, acuérdate).

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© J.L.Nicolas

 

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