Eslovenia, la Costa Breve

12.05.2017 10:30

Eslovenia no es un microestado, pero tampoco un país muy extenso. En su occidente desciende de las montañas del Parque Nacional Triglavski, junto a Austria por la corriente del rio Isonzo, Soča en esloveno, que fue fronterizo con Italia. En consecuencia, la costa es un breve testimonio adriático y un pellizco de Istria.

En línea recta son unos diecisiete quilómetros, poco más que una muestra, el perímetro llega casi a los cincuenta que se reparten fundamentalmente tres pintorescas poblaciones en el norte de Istria: Koper, Izola y Piran. Como en el resto de la península, antes del periodo yugoslavo, el ambiente que se respiraba era fundamentalmente italiano, sin dejar de tener en cuenta los paréntesis austrohúngaros y sus raíces hundidas en la República Veneciana. No es raro encontrar tallas del león alado del Evangelista, San Marcos.

Acabada la Segunda Guerra Mundial y por el Tratado de Londres de 1954 la franja litoral que había sido el Territorio Libre de Trieste se dividió en dos sectores. El septentrional, con la ciudad de Trieste pasó a depender de la administración italiana. El meridional, la costa de Istria, a la República de Yugoslavia. Koper e Izola comparten, como, más al sur, otras poblaciones de la costa dálmata, el hecho de haberse establecido en islas que han acabado unidas al continente. Ambas durante la ocupación napoleónica, cuando sus muros fueron derribados y los escombros se emplearon para cegar los canales.

Koper, Capodistria para la población de habla italiana, con cerca de veinticinco mil habitantes, es el mayor núcleo habitado y el primero que se encuentra tras cruzar la frontera al sur de Trieste. De origen griego, fue llamada por estos Aegida. Roma la transformó en Capris y Bizancio en Justinopolis. Incorporada en el siglo XIII a la Republica de Venecia se convirtió en Capodistria, su nombre en el italiano que aún está presente ya que aquí reside la mayoría de la comunidad italiana de Eslovenia. El italiano es cooficial y se encuentra en los rótulos bilingües que identifican calles, direcciones, comercios y dependencias oficiales.

El nombre de Izola, la siguiente población costera siguiendo en dirección al sur, proviene del italiano Isola, por la isla que también fue. Aunque en tiempos de Roma se construyó un pequeño puerto al que se denominó Haliaetum, del que, cuando la marea baja lo suficiente, se pueden apreciar algunas ruinas.

A pesar de su encanto un tanto desaliñado Izola no atrae tantos visitantes como sus vecinas Koper y Piran. Nominalmente su atractivo figura en sus antiguos edificios, el palacio rococó Besenghi degli Ughi, ahora una escuela de música en Gregorčičeva Ulica, la mansión veneciana neogótica Manzioli, que actualmente acoge a las oficinas de la comunidad italiana y frente a ella está la iglesia de Santa María de Haliaetum, Cerkev Sv Marije Alietska, aunque la del campanario reconocible a distancia es Župnijska Cerkev Sv Mavra, el de la iglesia parroquial de San Mauro.

Piran es la más meridional, pero es la joya de la corona en la costa eslovena. Se proyecta como un agudo punzón dirigido a las entrañas de Jadransko Morjie, el Mar Adriático. Debe su topónimo a que en la punta de la península se encendían fuegos para orientar a las naves griegas que se dirigían al puerto de Aegida, Koper. La raíz griega pyr, fuego, acabó derivando en Piranum para los romanos.

Su núcleo está en Tartinijev Trg, la plaza Tartini, que había sido un puerto interior hasta que fue ganado al mar en 1894. Dos años más tarde, en su centro, se colocó la estatua dedicada a Giuseppe Tartini, el compositor y violinista que nació en la localidad. Al fondo, entre una hilera de coloridos edificios, destaca el de la esquina, es una casa veneciana del siglo XV que aquí llaman Beneška Hiša y se atribuye su construcción a los amoríos de un mercader de Venecia con una heredera piranesa. En la misma plaza no falta la presencia de un par de leones de San Marcos, uno en un monolito sobre la misma plaza y otro en la fachada del ayuntamiento.

En el extremo de la península, en un lugar sabiamente llamado Punta, allí donde se encendían las hogueras, hay un faro y es una señal de que los tiempos están cambiando.

© J.L.Nicolas

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