La Capital del este

08.11.2013 13:58

Eso es lo que significa Tōkyō, la mayor aglomeración urbana del mundo, con unos treinta y seis millones de habitantes en su área metropolitana. Tokio ganó el apelativo al desplazar a Kioto en 1868, durante la restauración Meiji y el ocaso del shogunato, cuando el emperador se estableció en el castillo de Edo. Hoy las gigantescas pantallas de televisión y las luces de neón que exhiben publicidad luminosa junto al tráfico rodado y peatonal no dejan de recordar el decorado de algunas escenas callejeras de Blade Runner, especialmente cuando cae una fina capa de lluvia nostálgica.

Tokio es tan grande que no tiene un solo ayuntamiento sino una mancomunidad que reúne a los veintitrés barrios centrales, veintiséis ciudades dormitorio, un distrito, tres pueblos, una villa y cuatro subprefecturas que corresponden a los archipiélagos que hay al sur de la ciudad, las islas Izu y las Ogasawara. Todo ello se rige desde el Tōkyō-to Chōsha, Edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio, obra del arquitecto Kenzo Tange que se empezó a construir en 1988 y se completó tres años más tarde, en 1991. El edificio más destacado es una doble torre de cuarenta y ocho pisos. Desde sus dos miradores gemelos, situados a 202 metros de altura, en el piso 45, la conurbación se extiende en todas direcciones. Desde aquí la panorámica llega hasta la Tōkyō Tawā, la torre de Tokio replica nipona a la de Eiffel en Paris, construida a finales de los años cincuenta y que supera a la francesa en casi nueve metros de altura. En un día sin neblina la vista debería alcanzar la cima del monte Fuji. El complejo gubernamental municipal ocupa una manzana en la zona occidental del barrio de Shinjuku

Shinjuku es el moderno centro de la ciudad de Tokio. Aquí están los comercios de electrónica y los más altos rascacielos de las grandes corporaciones. Restaurantes, hoteles y núcleos de ocio nocturno. La estación de ferrocarril más transitada del mundo con tres millones de personas que entran y salen diariamente. El área comercial de Ichigaya, casi un barrio entero, y en Harajuku, la peatonal Takeshita dori y Omotesandō dori con sus comercios de moda y boutiques de marcas internacionales. Kagurazaka es la zona que acoge a más residentes europeos, básicamente franceses a causa de que aquí están el Instituto y el Liceo Franco-japonés. Aquí también hay agradables callejuelas con comercios de barrio donde los supermercados son tan pulcros que las bandejas de pescado parecen de plástico y no faltan los onsen, baños públicos donde, tras una minuciosa y exhaustiva limpieza corporal, sumergirse en agua muy caliente. La calle principal de Kagurazaka formó parte de los límites del castillo de Edo.   

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© J.L.Nicolas

 

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