Bremen, Museos y Músicos

11.02.2016 15:45

La ciudad formó parte, intermitentemente, de la unión comercial de la Liga Hanseática, de su puerto zarparon miles de emigrantes con destino al nuevo mundo y allí acudieron a refugiarse los célebres músicos protagonistas de la fábula de los hermanos Grimm. Hoy, no muy lejos de ser una ciudad estado, forma, junto con su puerto, el más pequeño de los Länder de la República Federal Alemana.

La Hansa fue una federación de ciudades con intereses económicos que extendió sus dominios por el Mar del Norte y el Báltico, sus rutas comerciales recorrían las frías aguas que bañan las costas desde Londres a Novgorod. Bremen, puerto fluvial en el rio Weser, se alió en tres ocasiones, entre los siglos XIII al XVI, con el resto de ciudades noreuropeas. En 1827 y unos sesenta quilómetros al norte, se fundaría un nuevo puerto, Bremerhaven, que hoy, junto a la ciudad, forma el Estado de Bremen donde habitan algo más de seiscientas mil almas. Desde allí, entre 1832 y 1960, partieron hacia América más de siete millones de personas.

La prosperidad obtenida gracias al comercio durante los años de la Liga Hanseática contribuyó a la creación de edificios emblemáticos concentrados entorno a la plaza del mercado, Marktplatz y en el interior del perímetro de las antiguas murallas, de las que hoy, sobre un mapa, se intuye su trazado, ajardinado en Am Wall, donde se alza el último molino de viento de la ciudad, sobre donde estuvo el bastión Grießhaus. En Markplatz se halla la sede del ayuntamiento en un soberbio edificio gótico porticado construido entre los años 1405 y 1410. En las fachadas, ocho monumentales figuras representan al emperador, a sus siete archiduques, electores de la Ciudad Libre Imperial y a algunos profetas. Ante esta se interpone la estatua de Rolando, el héroe medieval de Roncesvalles. Esculpida mientras se levantaba el consistorio simboliza la justicia y la libertad. En su escudo se puede leer la divisa de la ciudad: Vryheit do ik iu openbar / De Karl und menich vorst vorwar / Desser stede ghegheven hat / Des danket gode is min radt. (Te revelo la libertad / que Carlomagno y tantos príncipes, es cierto / han dado a este lugar. / Agradecer a Dios por eso, es mi consejo.)

En la misma plaza se hallan el Schütting, sede de la cámara de comercio, construida en 1537 por el maestro de Amberes Johann de Buschener, con su fachada barroca ricamente decorada con filigranas doradas, la farmacia del ayuntamiento y el moderno edificio del Parlamento del Land, la Haus des Bürgerschaft construida en 1960 por Wassili Luckhart, que contrasta sin disimulo alguno con su entorno medieval. Y, a cada lado del ayuntamiento, un templo. A la derecha, St Petri Dom, la catedral de San Pedro con sus dos altos y robustos campanarios con ventanales ciegos, consagrada por primera vez por el obispo Willehad en el año 789. La catedral tiene dos criptas, en la oriental se conservan los capiteles románicos de las columnas y en la occidental hay una gran pila bautismal del siglo XIII hecha enteramente de bronce apoyada sobre cuatro leones montados por figuras humanas. Un pequeño museo guarda objetos de la propia historia del templo, desde un sarcófago de piedra, estatuas, hasta casullas y documentos escritos.

A la izquierda de la plaza está Gemeinde Unser Lieben Frauen Kirche, la iglesia de Nuestra Señora, la más antigua de Bremen, coronada por una alargada y esbelta espira.

Cerca de la esquina entre el ayuntamiento y Nuestra Señora, una escultura de 1953, obra de Gerhard Marcks, en la que un gallo monta encima de un gato que monta sobre un perro que monta sobre un asno, recuerda el cuento de los hermanos Grimm Die Bremer Stadtmusikanten, los Músicos de Bremen. Se dice que trae suerte tocar las patas delanteras del asno, esa es la razón por la que están desgastadas, pero debe hacerse con ambas simultáneamente, porque también se dice que si se toca únicamente una da la impresión que dos asnos se estén saludando.

Desde la plaza y en dirección al rio se abre paso Böttcherstraße, un callejón que unía la plaza del mercado con las instalaciones del puerto fluvial. Su nombre recuerda a los toneleros que trabajaban en ella. Quedan algunas casas medievales aunque la calle fue completamente reformada a principios del siglo XX como un original conjunto de arquitectura expresionista alemana en ladrillo diseñado por Bernhard Hoetger por encargo de Ludwig Roselius. Este último, inventor del café descafeinado y fundador de una compañía cafetera, fue adquiriendo edificios de la misma calle. En el número 6, una mansión renacentista de 1588 fue adecuada como si fuera una vivienda burguesa de esa época, contiene una muestra de artes decorativas, mobiliarios del renacimiento y del barroco y pinturas de Ludger tom Ring y de Lucas Cranach el Viejo. También exhibe el tesoro de plata de la Hermandad de militares y comerciantes de los Cabezas Negras de Riga. Es el Museo de Ludwig Roselius y junto a este se halla el de la pintora Paula Modersohn-Becker, de quien Roselius había adquirido numerosas telas que representan una amplia muestra de la trayectoria de la artista. En la entrada de Böttcherstraße un gran relieve dorado, obra de Hoetger, homenajeaba a Hitler como Der Lichtbringer, aquel quien traía la luz. Sin embargo el dictador consideraba al expresionismo como ejemplo de arte degenerado del periodo de la República de Weimar. En la misma vía se encuentran los edificios Atlantis y Robinson Crusoe y el carillón de treinta campanas de porcelana de Meissen sobre la neo renacentista Haus des Glokenspiel.

Hay más galerías de arte en la ciudad, siguiendo por Am Wall hacia el este, justo en los límites del centro, se halla la Kuntshalle, un palacete neoclásico que alberga colecciones de arte europeo desde el Renacimiento hasta la actualidad. Hay obras de Monet y Cézanne y lienzos de Max Liebermann, Lovis Corinth y Paula Mendersohn-Becker. En medio del rio se alza el Castillo de Weserburg que en realidad fue una fábrica de tabaco y luego almacén de una tostadora de café hasta que, en 1991, fue transformado en el Museo de Arte Moderno.

En la orilla del Weser, en el paseo marítimo de Schlachte, se concentran cervecerías y terrazas que, en verano, se vuelcan hacia el rio. No muy lejos está el entramado de pequeñas calles y casas bajas que conservan un cierto aire medieval, es el barrio de Schnoor, donde talleres de orfebres y de artesanía se alternan con cafeterías y restaurantes. Schnoor viene a significar cuerda y la razón no es otra que el hecho que aquí se fabricaban amarras y cables destinados a las compañías navieras. Schnoor fue uno de los distritos más pobres de la ciudad, mientras los adinerados mercaderes se establecían en Obernstraße y en Langenstraße aquí habitaban pescadores y trabajadores de las cordelerías. Fue una de las pocas áreas de la ciudad que salió relativamente indemne de los bombardeos aéreos aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Han perdurado algunas casas notables como la Concordenhaus o la Schifferhaus, construida esta última en 1630 en la calle Stavendamm, fue almacén y comercio de productos náuticos. Enfrente hay una estatua obra de Jürgen Cominotto que conmemora, a su modo, los baños públicos que existieron en el lugar. En la calle Lange Wieren, prácticamente en la entrada de la barriada y cerca de la antigua abadía de St Johann abre a diario el restaurante Gasthof Kaiser Friedrich, su nombre recuerda al emperador Federico III, aquel que gobernó tan solo cien días, entre el 9 de marzo y el 15 de junio de 1888.

© J.L.Nicolas

 

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