El Faraón Megalómano

27.12.2012 18:55

Usermaatra Setepenra, el elegido de Ra, nació para ser dios, y si no fue así, así lo creyó él. Hijo de Seti I y de la reina Tuya fue el tercer faraón de la XIX Dinastía. Gobernaría Egipto durante casi siete décadas entre 1279 y 1213 a.c. con el nombre de Ramsés Meriamon o Ramsés II.

Bajo su reinado trasladó la capital egipcia de Tebas a Menfis, y posteriormente a Pi-Ramsés, en el delta del Nilo. Luchó en el mar contra los piratas shardanas. En tierra pacificó Canaán y Siria, y se enfrentó a los hititas en la batalla de Qadesh. De todos estos hechos ha quedado constancia escrita en diversas estelas grabadas en numerosos templos. La lucha contra los piratas se relata en la Estela de Tanis. Las campañas de Siria en las estelas de Eleuteros y Biblos. La batalla de Qadesh es la primera en la historia que se conoce con semejante detalle, así como del tratado de paz subsiguiente. Existen ocho copias perfectamente conservadas del Poema de Pentaur, el escriba que ensalzó la valentía y arrojo del faraón frente a las tropas de Muwatallis II con el mismo énfasis que pondría actualmente cualquier televisión oficialista en narrar las maravillas del líder de turno. Ramsés se ocupó de que la contienda contra los hititas fuese conocida en todo el imperio. Las copias de la epopeya realizadas en bajorrelieve no son escasas.

El elegido de Ra también se preocupó de encontrar su sitio en el panteón de deidades. En todos los templos que construyó y en los que restauró y amplió se representó a si mismo junto a otros dioses principales. En el templo de Abu Simbel, el faraón se hizo representar en la última y principal sala interior. Sentado, junto a Ptah de Menfis, Amón-Ra de Tebas y Ra-Harakhty de Heliópolis, Ramsés recibe cada año, dos meses antes de los solsticios, un rayo de sol que, atravesando la puerta y el templo en toda su longitud, llega hasta su cara.

Abu Simbel fue la mayor construcción arquitectónica emprendida y acabada por Ramsés dedicada a su propia gloria. Excavada en la piedra a orillas del Nilo y a las puertas de las tierras de Nubia, cuatro colosales esculturas del faraón sentado guardan la fachada del templo. En el interior el relato de la batalla de Qadesh en el atrio precede a nuevas estatuas del faraón.  

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© J.L.Nicolas

 

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