La Ciudad Cuadrada

12.01.2013 19:59

O casi, ya que Malé es un poco rectangular. En sus apenas dos quilómetros de largo por poco más de uno de ancho conviven unas ciento cincuenta mil personas, más o menos la mitad de la población de la República de Maldivas, de la que es capital. De hecho buena parte de la superficie que ocupa son terrenos ganados al mar. Pero ya no hay más que ganar, el antiguo arrecife ya está completamente repleto: de tierra importada, de edificios y calles y de habitantes.

Malé se ha acabado extendiendo sobre las islas cercanas. Villingili acoge una nueva urbanización y se ha convertido en el apetecible quinto distrito de la ciudad. El aeropuerto internacional está en la vecina Hulhule donde parece que los aeroplanos aterricen sobre el perfil de la espuma de las olas. Los residuos se depositan en Hulhumalé al tiempo que estos alimentan las bases de una nueva isla. Funadhoo soporta los depósitos de petróleo que suplen el combustible que alimenta el trafico de las limitadas calles de la capital.

El nombre de esta proviene del sanscrito y viene a significar algo así cómo la gran casa. La pequeña mansión está atravesada de oeste a este por Majeedi Magu, una de sus calles principales y eje comercial en alguno de sus tramos. Marina Drive rodea la ciudad a modo de paseo marítimo, o al menos, así lo entienden sus habitantes cuando, antes de la puesta de sol, deambulan en las proximidades de los enormes bloques tetrápodos de cemento que, a modo de rompeolas, protegen el paseo. Allí se sientan a charlar sorbiendo algún refresco, mirando a los peces que se acercan a la orilla y observando los botes que inician el regreso a casa.

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© J.L.Nicolas

 

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