La Ciudad en el Palacio

17.11.2017 16:06

Ilirio, originario de Dalmacia, Cayo Aurelio Valerio Diocleciano llegó a la cima del poder en Roma el 20 de noviembre del año 284, estableciendo una reforma de gobierno que se conocería como la Tetrarquía, dividiendo el control del estado entre dos Augustos y dos Césares, entre Oriente y Occidente. Cuando en el año 305, a sus 59 años de edad, se retiró, volvió a su tierra natal donde había levantado un monumental palacio que con el tiempo contendría a una Ciudad en su interior. Spalatum para los romanos, Spalato para los italianos y Split en croata.

En un raro caso en que el abandono del cargo no comportó simultáneamente el de este mundo, Diocleciano se mudó a la gran residencia que se hizo construir junto a Salona, cerca de sus orígenes y junto a las aguas del Adriático. En una ocasión le solicitaron que regresara para continuar dirigiendo el imperio, sin embargo prefirió continuar plantando coles en los huertos de su palacio.

Diocleciano había nacido en las proximidades de Salona, a los pies de las montañas Kozjak, por donde fluía el rio Salon, hoy llamado Jadro. Salona llegó a ser una importante ciudad romana, la Colonia Martia Iulia Salona, que dispuso de puerto, citado por Estrabón, allí por donde en la actualidad pasan las autovías que recorren la costa dálmata con sus enlaces hacia el centro de la ciudad. Cuando el emperador regresó para instalarse junto al mar, Salona contaba con sesenta mil almas entre sus murallas. En el núcleo principal, donde se hallaba el foro, se distribuyen los cimientos y algún muro de la basílica, las termas, diversas viviendas y parte de la Puerta Cesárea enmarcada por la muralla y dos torres octogonales. Un poco más alejados y lindantes con la autovía, aunque distantes entre sí, están el teatro y el anfiteatro. Las murallas se construyeron durante el gobierno de Marco Aurelio, en el año 176, ante las amenazas de las tribus germánicas y llegaron a disponer de unas noventa torres de defensa. En el que fuera suburbio oriental existió un puente, del que quedan cinco arcos, que cruzaba el rio Salon. El anfiteatro se construyó en la parte más occidental de la ciudad a mediados del siglo II. Podía acoger entre diez y quince mil espectadores. Fue muy dañado durante las contiendas entre venecianos y turcos. Los primeros demolieron una buena parte para que no pudiera ser empleado como fortificación. En este, al que hoy asoman dos viviendas que en otro tiempo hubieran tenido una privilegiada vista de los espectáculos, fue martirizado en abril del año 304 San Domnio o San Duje, obispo de Salona, víctima de las persecuciones de Diocleciano.

 

Split dejó de depender de Venecia al tiempo en que Venecia dejó de depender de sí misma, en 1797 cuando Napoleón Bonaparte quiso, mediante la fuerza de las armas, construir la primera unión europea. El fracaso de Napoleón trajo la ocupación austriaca a la que seguiría un nuevo intento italiano del que ha quedado el nombre de algunos barrios: Borgo Grande, Borgo Pozzobon, Borgo Luca o Botticelle. Tras la Primera Guerra Mundial se integró en Yugoslavia y se denominó oficialmente Split. Hoy es la segunda ciudad de Croacia, tras la capital Zagreb.

Split es, asimismo, un gran punto de partida para desplazarse a explorar las islas de la costa dálmata, Brac, Havr o Korcula, las siluetas de las cuales debía percibir Diocleciano desde las ventanas de sus aposentos de Spalatum.

© J.L.Nicolas

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