La Cruz de Desiderio
Brescia, en Italia, conserva en el Museo de Santa Giulia un antiguo y excepcional crucifijo de origen longobardo. Está cubierto en ambas caras por decenas de incrustaciones de piedras, vidrio e incluso retratos de patricios romanos. Es la Cruz de Desiderio.
Desiderio, o Didier de Istria, fue, entre los años 756 y 774, el último monarca de los longobardos antes de que su reino, en la península itálica, cayera en manos de los francos de Carlomagno. Antes de que eso sucediera Desiderio y su esposa Ansa fundaron el monasterio de San Salvatore – Santa Giulia y entre las donaciones que hicieron figuraba, procedente de un tesoro litúrgico, una gran cruz de madera revestida de láminas metálicas y cargada de pedrería incrustada.
El crucifijo tiene unas dimensiones de 158 centímetros de altura por un metro de amplitud y se enmarca en la tradición de orfebrería que lo relaciona con otros crucifijos ceremoniales o decorativos prerrománicos como la Cruz de la Victoria conservada en la catedral de Oviedo y de la que hay una réplica colgando del puente romano de Cangas de Onís; la Cruz de Lotario, conservada en Aquisgrán, también cargada de piedras preciosas o las de Bischofshofen y la de las Ardenas, todas ellas de menor tamaño. Precisamente sus dimensiones descartan que estuviera pensada como relicario o como cruz votiva y que su uso estuviera dirigido a ser exhibida en procesiones o rituales litúrgicos.
El único testimonio histórico escrito sobre la presencia de la cruz en el monasterio data del año 1657, son los Annali di Santa Giulia escritos por la abadesa Angelica Baitelli: “Una Croce grande, incrostata di gioie, camei, e altre cose degnissime. Hà in mezzo dall'una, e dall'altra parte uno scudo, alla parte anteriore N.S. in Croce, nella posteriore la Santissima Trinità, opra Gothica. Questa Croce è residua del Tesoro che donarono Desiderio, Adelchis e Ansa”. (“Una Cruz grande, incrustada de joyas, camafeos y otras coses dignísimas. Hay en medio, de una y otra cara, un escudo que en su anverso está Nuestro Señor en la Cruz y en la parte posterior la Santísima Trinidad, obra gótica. Esta Cruz pertenecía al tesoro que donaron Desiderio, Adelchis y Ansa”).
La Cruz se guardaba en el Oratorio de Santa Maria in Solario, una dependencia románica en el complejo del monasterio donde se custodiaba el tesoro y solo salía en Viernes Santo, cuando la abadesa se la llevaba hasta el Coro de las Monjas y al altar mayor de la iglesia de San Salvatore. En 1798, durante el gobierno de la efímera República Cisalpina creada por Napoleón, el monasterio y sus bienes fueron desamortizados. La Cruz fue transferida a la Biblioteca Queriniana, en la Via Mazzini, hasta que en 1882 se trasladó al Museo de la Edad Cristiana en Santa Giulia y a la Pinacoteca Tosio Martinengo, en la Piazza Moretto. En 1993 la Cruz vuelve a Santa Giulia, donde, en 1998, se retoma la conversión del monasterio en el actual museo ubicándose en la sala superior del oratorio de Santa Maria in Solario, casi su lugar de origen, una ubicación espectacular. El oratorio data del siglo XII y en su construcción se emplearon numerosas lápidas procedentes de una necrópolis romana como atestiguan las epigrafías que desordenadas aparecen tanto en los muros internos como en los externos del edificio, el pilar central de la sala baja era el altar del templo romano dedicado al sol. Unas estrechas escaleras llevan a la sala superior donde se exhibe el crucifijo. Las paredes y la cúpula están recubiertas por los frescos de Floriano Ferromola, pintados entre 1513 y 1524. El ciclo pictórico recoge en los ábsides el Sposalizio mistico di santa Caterina, la Madonna in trono tra i santi Sebastiano, Scolastica, Rocco e Antonio vescovo y la Storie di san Benedetto. El resto corresponde a las historias de Santa Giulia y a la vida de Cristo. Arriba cubriendo la cara interna de la cúpula un Dios Padre corona un firmamento, intensamente azul, que se extiende hasta la parte superior de las paredes.
© J.L.Nicolas
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