Utrecht, donde el Tratado

18.05.2018 11:35

Utrecht fue una de las ciudades que participó en la fundación de la República de las Siete Provincias Unidas, embrión de los Países Bajos. Aquí se firmó el tratado por el que Europa se repartió entre las casas de Austria y la de Borbón, sin olvidar los intereses británicos.

Echando un vistazo a cualquier mapa se advierte la huella que dejaron  la fortificación de la ciudad y la decena de castillos que la rodean. No en vano Roma estableció en el siglo I diversas fortalezas junto al río, una de ellas fue el Castellum Ultra Trajectum, de donde deriva el actual nombre de la ciudad. Unos años antes del fin del primer milenio fue visitada por el viajero y comerciante andalusí de Tortosa Ibrahim ibn Ya’qub quien describe sus riquezas y su economía basada en los paños y cuyas impresiones fueron recogidas por otro geógrafo de Al Ándalus en Kitâb al-Masâlik wa'l-Mamâlik, el Libro de Carreteras y de Reinos.

Entre 1713 y 1715 se firmaron en la ciudad una serie de tratados que pusieron fin a la Guerra de Sucesión Española, en realidad una contienda de restructuración europea que cambió las influencias de las casas reales de los Austrias y los Borbones con los que la corona británica no dejó de sacar provecho de la situación. Básicamente supuso el fin del monopolio español sobre el comercio con el Nuevo Mundo y la cesión de territorios de la Corona de Aragón, Sicilia y Cerdeña, que fueron entregadas a las casas de Saboya y a los Austrias y Menorca que fue cedida a Inglaterra. España también perdió sus posesiones en los Países Bajos y Gibraltar.

En el siglo XVI el triunfo de las tesis de la Reforma convirtió al protestantismo a una buena parte de las iglesias del norte de Europa. Algunas fueron desamortizadas y otras transformadas al nuevo culto. Más recientemente, en la calle Steenweg de Utrecht, una de ellas, la Buurkerk, ha sido convertida en el Museum Speelklok, museo de juguetes mecánicos, otra, la que fuera Maria Minor, es el concurrido Café Olivier, que aún conserva el altar y el órgano. Al margen de la Reforma, la catedral de San Martin sufrió, el primero de agosto de 1674, las consecuencias del paso de un tornado que destruyó parte de la nave central. La catedral empezó a construirse, con el proyecto del maestro Jan van Henegouwen, en el siglo XIII y no se concluiría hasta el año 1420. Tras los devastadores efectos del tornado el campanario quedó aislado de la iglesia. El espacio que los separaba se acabó convirtiendo en la Domplein, la plaza Dom. La Domtoren, el campanario, es actualmente uno de los símbolos de la ciudad. Se puede ascender, tras superar 465 escalones, hasta los miradores situados a 70 y a 95 metros, cerca de la cúspide de la torre, a 112 metros, lo que la convierte en la más alta de los Países Bajos. En el interior de la Domtoren se hallan el carillón y las catorce monumentales campanas fundidas en 1505. También se pueden ver los sótanos de la iglesia, Domunder, donde las últimas excavaciones arqueológicas descubrieron restos de la fortaleza romana y de la base de la propia iglesia.

En una esquina de la plaza esta la Academiegebow, una de las universidades de la ciudad. El inmueble fue levantado en 1579, año de la creación de la Unión de Utrecht y en él se firmó en julio de 1581 el acuerdo del primer estado independiente de los Países Bajos, las siete Provincias Unidas que agruparon a Brabante, Güeldres, Zupthen, Holanda, Zelanda, Frisia, Malinas y Utrecht.

Enfrente hay una enorme piedra con caracteres rúnicos grabados y junto a esta última un pedestal que soporta una estatua dedicada al conde Jan van Nassau.

La otra atracción de Utrecht se encuentra en sus canales. En un país sin montañas el trazado de vías acuáticas proporcionó una mayor agilidad en el transporte y distribución de mercancías. En la ciudad el canal principal fue construido entre los siglos XI y XII, es el Oudengracht, el canal viejo, y enlaza los ríos Kromme Rijn y el Vecht. En él se instalaron muelles y almacenes y también túneles para superar el desnivel entre la calzada y los embarcaderos. Muchas de las callejuelas del centro se idearon originalmente para, simplemente, facilitar el acceso al canal. Actualmente el recorrido del Oudengracht, desde Museum Kwartier hasta el barrio de Wijk C al norte, se ha convertido en un agradable paseo. Los antiguos muelles de carga han sustituido los almacenes por restaurantes que al menor asomo de buen tiempo sacan sus mesas a los muelles. Donde el canal se curva en una ampliación concebida para permitir el viraje de las barcas se construyeron los primeros grandes almacenes de la ciudad, Winkel van Sinkel, con una fachada neoclásica que incorpora cuatro copias de las cariátides de la Acrópolis ateniense.

Hoy Utrecht sigue creciendo, también hacia las alturas. Alrededor de la moderna estación central de ferrocarril, Utrecht Centraal, se ha construido una extensa zona comercial cubierta que cuenta con más de ciento cincuenta tiendas, Hoog Catharijne y el centro musical de Vredenburg, o la torre de una entidad bancaria que, concluida en el año 2010, ha intentado competir con la Domtoren. Le han faltado siete metros. Un poco más allá, hacia el oeste, está el barrio de Lombok, a pesar de su nombre de isla indonesia, en Kanaalstraat la población es básicamente de origen turco. Se evidencia en los comercios y, sobre todo, al caer la noche, en los neones azules que iluminan los dos minaretes de la mezquita Ulu Cami y su moderno centro cultural. Siguiendo las aguas del canal junto a Leidseweg se conserva un antiguo molino que servía de aserradero, dos puentes levadizos, tan característicos de los Países Bajos, cruzan el canal, recuerdan aquel que pintó Van Gogh en Langlois, junto a Arlés.

© J.L.Nicolas

 

Ver más fotografías